DEVOLVER LA FE EN LO RURAL
- Labor Laboris
- 31 may 2024
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 1 jun 2024
Manuel García lleva 43 años siendo sacerdote de la diócesis de Valladolid en zonas rurales. Analiza la situación actual de la conocida "España Vaciada" y el estado en el que se encuentra la Iglesia Católica. Recuperar la vida en el mundo rural es algo que se está intentando de infinitas maneras...ahora solo queda tener fe.

Interior de la iglesia de San Martín de Tours en Mota del Marqués, Valladolid
La Iglesia Católica no pasa por su mejor momento en Europa. En España según la propia Conferencia Episcopal se ha producido una disminución muy significativa en la celebración de los Sacramentos en los últimos 15 años. Sin ir más lejos, el número de celebración de bodas católicas ha pasado de más de 113.000 en 2007 a apenas 35.000 en 2022. Por otra parte el número de sacerdotes ha disminuido en un 18% desde 2007. Castilla y León es la segunda comunidad de España con más religiosos según la Memoria de Actividades de la Iglesia. Por todo esto, es importante conocer por qué sucede esta crisis por la que pasa la religión con más seguidores del territorio nacional.
Uno de los principales problemas que tiene Castilla y León es la despoblación. La conocida “España Vaciada” se ve reflejada en una inmensa cantidad de municipios de esta comunidad. Una figura que se ha visto muy afectada es la del sacerdote, por varias razones. Según afirma Manuel García sacerdote de la diócesis de Valladolid, “antes estudiaban 400 jóvenes en el seminario y ahora apenas hay 8 o 10”. . Un dato muy revelador y significativo es el del número de seminaristas ya que se ha desplomado en casi un 30% en los últimos 15 años. La crisis que sufre la Iglesia en España se ve acompañada por la que sufren las zonas rurales. Manuel ha pasado de dar misas en uno o dos pueblos a la semana a dar hasta en 14 municipios.
"La función ha cambiado mucho..."
"Hay momentos de dificultad"
La labor del cura en una localidad pequeña es bastante importante. No solo es una persona que reparte fe o que facilita una oración, también es una persona que ayuda, escucha y acompaña a los ciudadanos de un pueblo de 100 habitantes que cuyo mayor acto extraordinario a la semana es la misa que imparte Manuel. Este sacerdote que lleva 43 años dando misas por diferentes pueblos de la provincia de Valladolid actualmente está instalado en Mota del Marqués. Según asegura el veterano párroco, “ la función ha cambiado mucho…antes solamente éramos animadores de la comunidad creyente, ahora también damos atención a la gente mayor”.

Manuel García caminando con Sor Pilar por los jardínes del Palacio de los Ulloa en Mota del Marqués, Valladolid.
Dentro de los valores que tienen todas las profesiones, la de sacerdote es especial. No solo incluye un aprecio personal o social sino que se tienen unas virtudes religiosas que convierten en vocación todos las funciones del oficio. Según reconoce Manuel “también hay momentos de dificultad cuando te rodeas de tantos tipos de pobrezas” y es que antes, al haber más población la participación y estado de salud del pueblo era mucho mejor. Antiguamente en los pequeños municipios había vida y actividad, pero con el último éxodo rural no queda casi gente que favorezca la colaboración.
El sacerdote es una persona que a lo largo de la historia ha tenido mucha importancia, sobre todo en los pueblos. Era un referente, una persona culta capaz de ayudar a la sociedad en muchos ámbitos. Con el paso de los años se ha ido perdiendo esta figura porque cada vez hay menos. La relevancia de este también ha evolucionado ya que ahora no solo imparte el culto sino que entabla una cercanía en diferentes actos y fiestas del pueblo. En el caso de Manuel, al llevar 43 años compartiendo la palabra de Dios por la provincia, sus seguidores no son desconocidos y el trato de cercanía que tiene con ellos hace de esto una relación más bonita que cualquier otra.
“No se quiere a los pueblos"
“Morimos con las botas puestas”
La despoblación que se está viviendo afecta también a la hora del culto, antiguamente todos los festivos de la iglesia se celebraban sin ninguna interrupción. Actualmente, según cuenta Manuel “a algunas fiestas tienen que venir sacerdotes de la ciudad para ayudarnos”. Además, afirma que “la poca gente que queda aquí está dispuesta a colaborar al máximo con tal de que no termine esto”, refiriéndose al alto porcentaje de participación que hay en los municipios en comparación con la población que se encuentra.
Manuel se sincera y lamenta en cierto modo que “la gente tiende a vivir en las ciudades, no se quiere a los pueblos”. Como salvación a esta “España Vaciada” lo mejor es que la sociedad quiera más sus raíces y se vuelva a ellas. Falta gente joven que quiera volver al pueblo. El sacerdote confiesa que él por edad podría estar jubilado ya, sin embargo, confirma que esta es su vida y le gusta mucho como para dejarlo. Además, él mismo sostiene que tiene una labor muy importante como para dejar a tanta gente a la espera de otro párroco. Manuel recuerda que los sacerdotes rurales “morimos con las botas puestas”.
Una manera para recuperar este arraigo a los pueblos y a la fe es la recuperación y restauración de las iglesias. Un buen ejemplo es la iglesia de San Martín de Tours en Mota del Marqués que ha estado cerrada desde 1989 debido a su deterioro. Gracias a unas subvenciones de diferentes organismos públicos, se ha conseguido restaurar y reabrir al culto 35 años después. Este templo no es una excepción, los gobiernos correspondientes están destinando fondos a la restauración de iglesias, ermitas y capillas para que se puedan visitar. En Castilla y León encontramos auténticas joyas arquitectónicas únicas en el mundo que no merecen estar cerradas.

Exterior de la iglesia de San Martín de Tours en Mota del Marqués, Valladolid.
Está claro que la Iglesia en España no vive su mejor momento, al igual que el mundo rural. Manuel por su parte asegura tener esperanza y afirma que “algo nuevo tiene que surgir aunque no sé por dónde”. Quizá una nueva forma de comunicar el catolicismo adaptada a las nuevas herramientas y los nuevos tiempos facilitaría más una recuperación. La realidad vista es que la figura del sacerdote es muy importante en los municipios porque es un acompañante, una persona que escucha y que comunica y a la que se puede acudir para consultar diferentes temas. Perder este concepto sería el último paso hacia el final del mundo rural.
Redacción Labor Laboris
Memorias Anuales de Actividades de la Iglesia:
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