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MANOLO, EL PALACIO DE LOS ULLOA Y MOTA DEL MARQUÉS

  • Foto del escritor: Labor Laboris
    Labor Laboris
  • 24 may 2024
  • 3 Min. de lectura

A TRAVÉS DE ESTOS DÍAS: Una sección diferente, especial y personal. Donde contaremos el "detrás de las cámaras" y expresaremos nuestras jornadas de grabación dando infinidad de detalles al estilo crónica.


Foto desde el patio del Palacio de los Ulloa, al fondo la torre de la iglesia de San Martín de Tours (Mota del Marqués)


Para la grabación de nuestro tercer reportaje nos desplazamos hasta Mota del Marqués, un pueblo de la provincia de Valladolid. En esta ocasión nuestro anfitrión sería Manolo, un sacerdote que reside en el municipio pero sin embargo, lleva el culto y la oración por varios pueblos de la comarca. Lo que más nos llamó la atención del pueblo fue el claro ejemplo de la España Vaciada que se presenciaba ya que a penas vimos a dos personas antes de llegar a la casa de Manolo.


Llegar al despacho de Manolo fue prácticamente una odisea ya que la vivienda que comparte con otro cura es un laberinto para los que no la conocíamos. Después de subir varias escaleras, pasar por decenas de puertas y presenciar imágenes de Jesús y la virgen María llegamos al despacho de Manolo, un cuarto pequeño pero lleno de libros y papeles por todos los lados. Después de estar un buen rato charlando con el simpático sacerdote nos enseñó algún libro donde guarda los registros de bautismo de varios pueblos desde hace más de treinta años.


Después de la entrevista, Manolo ejerció como anfitrión y nos enseñó las vistas que había desde el balcón de su casa al resto del pueblo, todo esto mientras nos invitaba a unas pastas típicas de pueblo acompañadas de unos chupitos de licor de café que elaboran en aquella zona. Tras merendar y charlar sobre diferentes ámbitos como la religión, la España Vaciada o el impacto de las fiestas religiosas en los pueblos nos pusimos en marcha hacia la iglesia de Mota del Marqués.


El templo es un lugar bastante grande que estuvo cerrado durante décadas por riesgo de derrumbe. Sin embargo, tras una costosa rehabilitación se ha podido reabrir al culto y a las visitas y menos mal, porque es una iglesia preciosa. Manolo nos hizo de guía explicándonos la historia de los retablos, la construcción de la iglesia y nos enseñó algunas imágenes religiosas que se encontraban en restauración.


Foto del interior de la iglesia de San Martín de Tours (Mota del Marqués)


Rodeados de Cristos, Vírgenes y varios Santos…entramos a una pequeña capilla dentro de la iglesia donde se realizan las misas en invierno. Después de todo esto pudimos subir a la torre de la iglesia. Este alto al que según nos dijo Manolo hacía meses que nadie subía estaba emprendido por escaleras que literalmente se caían al pisarlas y sin ninguna iluminación, lo que hizo del ascenso a lo alto una auténtica aventura.


Durante la escalinata nos vimos sorprendidos por un nido de palomas con tres huevos y su madre, que trataba de protegerlos. Unos metros más adelante llegamos al órgano de la iglesia o mejor dicho, lo que quedaba de él ya que los años que estuvo cerrada la iglesia pasaron factura en la composición del instrumento. En este momento, prácticamente exhaustos nos encontrábamos a mitad de camino. Continuamos ascendiendo, ahora por una escalera de caracol con unos escalonas desequilibrados y con una cuerda como último agarre para llegar al campanario.


En el campanario nos llamó la atención una red que tapaba el acceso a las propias campanas y que impedía llegar a lo alto de la torre, sin embargo, esa red tenía algún agujero pequeño, lo cual nos hizo sospechar como había llegado una paloma a anidar en medio de unas escaleras. Como no podíamos continuar nuestro ascenso decidimos bajar de nuevo y terminar nuestra visita por la iglesia.


Antes de despedirnos, Manolo nos preguntó que si queríamos entrar al palacio de los Ulloa, que actualmente es un convento de monjas. Lógicamente, accedimos y decidimos entrar. Allí Sor Pilar procedente de Pedrosa del Rey nos hizo de guía y nos enseñó los jardines y las preciosas instalaciones del convento. Para terminar, nos despedimos de Manolo a los píes de la iglesia y emprendimos nuestro regreso a Valladolid recordando las mejores conversaciones con este carismático sacerdote.


Redacción Labor Laboris

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